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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Desde Macondo. COSAS ROSAS

Hartita ya de puigdemontes, de 155, de interminables sesiones de parlamentos y consejos de ministros, de huidas ridículas, y, consciente de lo que se nos viene encima, con campaña electoral aderezada con procesos judiciales varios, he decidido echarme al barro y escribir de cosas de poca importancia, que diría Leon Felipe. Porque me apetece, y porque yo lo valgo.
          Camuflada entre todos los temas “importantes”, he leído la noticia de que Canarias se va a convertir, desde el 1 de enero de 2018, en el primer lugar de España donde  las mujeres dejarán de pagar la denominada ‘tasa rosa’. Para quien no lo sepa, la tasa rosa es un impuesto indirecto por la compra de productos relacionados con la higiene femenina, como por ejemplo compresas y tampones. El impacto en los presupuestos de las islas no es mucho, pero seguro que se nota en los bolsillos, y, sobre todo, en un pasito más hacia la igualdad.
          Que no tiene ninguna lógica que, por la simple condición sexual, una tenga que pagar más. Y ganar menos, pero eso es otra historia.
          El caso es que a cuenta de la buena noticia para las mujeres canarias, me he enterado de la cantidad de productos por los que las féminas pagamos más que los hombres. Y es para indignarse la diferencia de precio que hay, por ejemplo, en un perfume de la misma marca, versión masculina o femenina; o en un corte de pelo, si se realiza a uno u otro sexo, o en las cuchillas de afeitar, que valen casi el doble si el mango es rosa en lugar de azul.
          No sé si esto vendrá de los tiempos de Eva y de la maldición divina, pero digo yo, que ya es tiempo de cambiarlo, que el gravamen con el que nos siguen castigando a las mujeres es tan absurdo y disparatado que debería sonrojarnos a todos los que habitamos este siglo XXI y nos llenamos la boca hablando de igualdad, de equiparación, de planes y más planes que siempre dejan las cosas como están.
          Creo que hay algún estudio, realizado por mujeres, por supuesto, que analizan una detallada lista de productos cotidianos que salen más baratos a los hombres por el hecho de haber nacido varones. Alguien debería divulgarla, ponerla en la puerta de todos los supermercados y en las mesas de todos los ministros de Hacienda 8para que la tengan presente a la hora de fijar los IVA y esas cosas). Que ya está bien lo que está dando de sí la dichosa manzana de Eva, que seguro que ni existió, que fue un invento de un  Adán con complejo de inferioridad para tapar sus vergüenzas y condenarnos por toda la eternidad con todas las artimañas posibles.
          Tasa rosa incluida.

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